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Nội dung text Naparstek, F. - Conferencia ''Inconscientes''. Jornadas 2019..pdf

Inconscientes... Conferencia Fabián Naparstek 24 de agosto 2019 Como suele suceder, llega la fecha en que hay que concretar un momento del año para hacer las Jornadas y, además, pasar un título, cuando aún uno no tiene idea de lo que exactamente va a trabajar. Más allá de cierta orientación que tenemos, suelo pensar en voz alta. Finalmente, largué un título en una conversación, aunque no tenía toda la idea de lo que eso podía a implicar. Me sonaba que “Inconscientes” podía evocar múltiples sentidos, lo cual ya de movida me gustaba, pero, a partir de ahí, y mientras más se acercaba la fecha, empecé a encontrarle algunos de esos sentidos, y, más que sentidos, perspectivas. Así que no sé si se trata de varios sentidos, como de varias perspectivas. Voy a tomar, en particular, tres. La primera, es pensar al inconsciente -al menos dentro de cierto psicoanálisis- en dos momentos bien claros en la obra de Freud y en la enseñanza de Lacan. Dos momentos que remiten a dos inconscientes diferentes. Cuando hablamos de Inconscientes..., tal vez ahora valga la pena hablar de inconscientes en plural e instalar esta forma de nombrar al inconsciente, en plural; porque al menos nos referimos a dos formas de lo inconsciente. Esta es una perspectiva, estos dos inconscientes. La otra perspectiva es casi de sentido común, pero vale la pena señalarla. Es que hay tantos inconscientes como sujetos que creen en el inconsciente. Cada cual tiene su inconsciente. Hay que decirlo, el inconsciente no es un universal, es totalmente singular. Y, además, hay que agregar que este inconsciente singular se pone en acción cuando uno cree en el inconsciente. Quiero decir que cada encuentro entre un analista y un analizante tiene como premisa poner en funcionamiento el inconsciente, hacer existir ese inconsciente. Ustedes me dirán que es como cuando una persona en análisis habla de su infancia e interpreta su infancia; en ese momento está haciendo existir al inconsciente que determinaba aquellas cuestiones de su infancia. En efecto, a partir de hacer existir el inconsciente, da razones de aquello que pasó en su infancia desde la perspectiva del inconsciente. En cada ocasión hay que hacer existir el inconsciente, y cada quien da razón de su inconsciente. Es decir, que hay tantos inconscientes como sujetos que creen en el mismo y que es a partir de aquello que extraen de ese inconsciente, que se da la posibilidad de un análisis. La otra vertiente de Inconscientes... es, como quien dice, “¡Qué inconscientes!” Y en ese sentido hay algo que Andrea Berger hoy señalaba y lo hemos charlado la 1
semana pasada en el programa Sintonía Psi de Radio UBA. Yo lo mencioné hablando de esa gente inconsciente, o aquellos que tienen un momento de inconsciencia. En el discurso médico es alguien que no responde. Es lo que se llama la pérdida de conocimiento. Pero también es un modo o una figura que entra dentro del discurso jurídico y que tiene que ver con no ser responsable. Apelo al discurso jurídico, en especial, porque a veces hay que medir en éste, si el sujeto estaba en sus cabales, es decir que hay que ver si era responsable de sus actos. Solemos hablar de gente inconsciente que comete actos de los cuales no se podría responsabilizar. Y el discurso jurídico contempla esa posibilidad de alguien que podría realizar un acto del cual no podría responsabilizarse. De hecho, en algunos casos, acuden al mundo psi para que diga si verdaderamente estaba en condiciones de hacerse responsable de sus actos, en sus cabales, con emoción violenta, etc. También lo planteo en un sentido más amplio cuando alguien se hace responsable en el límite de su propia vida. Es decir, en el límite de sus actos, pero también de su propia vida. Y en ese sentido, acuerdo con lo que planteaba Andrea Berger, que la inconsciencia cuando uno no es responsable es lo contrario de hacer existir el inconsciente. Creer en el inconsciente, hacer existir el inconsciente, es una manera de responsabilizarse de sí mismo. Son las tres perspectivas. Casi les digo que estoy pensando en voz alta porque la vorágine de las cosas no me ha permitido armar un texto como me hubiese gustado, pero quizás tiene su beneficio pensar en voz alta. Voy a ir directamente al grano. Freud descubre el inconsciente. Acá hay que ponerlo en singular. Es por ese descubrimiento, que se da la posibilidad de la existencia del inconsciente. Del inconsciente para todo el mundo, aunque, cada uno tiene su propio inconsciente. A su vez, hay que decir que desde que Freud descubre el inconsciente no nos podemos hacer más los tontos. Es decir, o lo tomamos o lo dejamos. Pero está allí. Por supuesto que el término inconsciente no lo inventa Freud. Lo que Freud descubre es el inconsciente como instancia psíquica con sus propias leyes. El inconsciente deja de ser lo no consciente, para ser una instancia que tiene sus leyes. Efectivamente, Freud decía que uno es responsable hasta de lo que sueña. Es decir, que enseguida liga el inconsciente con la responsabilidad. Ahora bien, cabe agregar que el inconsciente está entramado con la época. Es propio de cada época. Pues bien, Freud descubre el inconsciente. Pero el inconsciente que Freud descubre era el de su propia época. Obviamente, no podría haber sido de otra manera. Esto nos permite afirmar que el inconsciente de esta época no es el inconsciente de la época de Freud. Lo voy a decir con todas las letras y con los términos que se usan hoy: El inconsciente que descubre Freud es el inconsciente del patriarcado. Ese es el inconsciente que él nos pone sobre la mesa. Es decir, que todo lo que Freud 2
describe del inconsciente está entramado con lo que hoy se puso tan en boga y tan en discusión que es lo que se suele llamar el patriarcado. Ustedes se preguntarán, ¿qué es el patriarcado? Eso tendremos que discutirlo, porque todo el mundo piensa algo diferente. Pero en todo caso, en nuestros términos y tal como lo venimos trabajando, el patriarcado implica que ese inconsciente está tomado por el Nombre del Padre; lo cual no quiere decir que hoy en día y para todo el mundo el inconsciente esté tomado por el Nombre del Padre. En efecto, eso es algo en lo que avanza Lacan. Si hay un paso que da Lacan respecto de Freud, es poder pensar un inconsciente más allá del Nombre del Padre. Por lo tanto, efectivamente cuando tenemos que transmitir el inconsciente tal cual lo descubrió Freud, nos servimos del patriarcado para describirlo, lo cual no quiere decir, de nuevo, que ese inconsciente sea el inconsciente de hoy para todo el mundo. Como lo decía ayer -voy a dar el nombre verdadero, María Paz Ferreira- Miss Bolivia, “somos hijos de eso”1. “Entonces todo el asunto es qué vamos a hacer con eso”2. Ahora bien, no para todo el mundo – y como lo trabajamos en los casos clínicos de hoy – y no todo el mundo tiene un inconsciente estructurado bajo la égida del patriarcado. Por lo tanto, hay que poder medir qué inconsciente tiene cada quien, cómo cada quién hace existir el inconsciente y cómo está entramado ese inconsciente para cada sujeto. Con esto quiero decir, que es Lacan quien avanza hablando del inconsciente real. Y es un inconsciente que pone mucho más el énfasis en el cada quien, en lo singular, que lo que ha hecho Freud. Porque un inconsciente entramado en el nombre del padre hace pensar en grandes universales, quiero decir, en formas semejantes y típicas que podemos, dentro del campo de la psicopatología, clasificar. Sin embargo, la época actual muestra que cada vez más nos tenemos que referir a lo singular para diagnosticar un sujeto. No hay vuelta que darle. Quizás, y en esto yo sí rescato algo de los DSM que han sabido pescar esta pluralidad en los diagnósticos. Porque los DSM han hecho explotar las grandes clasificaciones de la psiquiatría clásica. Por supuesto que no estoy de acuerdo con la posición ética de los DSM, pero han pescado algo propio de la época, y que el psicoanálisis de orientación lacaniana también lo ha hecho. En los DSM encontramos un intento de gran dispersión en los diagnósticos y con la posibilidad de que una misma persona vaya pasando de uno en otro a lo largo del tiempo. En cambio, desde la orientación 1 - Paz Ferreira, María (Mis Bolivia): Alocución en el Foro Zadig: “Los feminismos y su incidencia en la época”. 23 de Agosto de 2019, Palais Rouge, Buenos Aires, inédito. 2 - Ibid. 1. 3
lacaniana, cada vez más el diagnóstico hay que pensarlo desde la perspectiva singular, cada vez más le tenemos que poner un nombre singular a cada caso, que más allá de decir neurosis, psicosis, con todas las salvedades que introducen los inclasificables, implica un nombre singular. De hecho, Freud también lo hacía. No solo le cambiaba el nombre al sujeto del caso llamándolo de otra manera y tratando de preservar a la persona de la que se trataba, sino que lo llamaba por su nombre de goce o por su síntoma: “El hombre de las Ratas” o “El hombre de los Lobos”. Ahora bien, Lacan en un momento de su enseñanza lo plantea con todas las letras. El problema fundamental de las neurosis -lo plantea así en el Seminario 11 y de diversas maneras más adelante- es estar alienado al significante. Cuando decimos alienado al significante suponemos en el horizonte al significante del Nombre del Padre. Pues, el problema central, es que uno está alienado al significante y el psicoanálisis empuja a una separación. Son los dos movimientos que Lacan describe en el Seminario 113: la alienación y la separación. El problema del neurótico es estar alienado al Otro, al Otro del lenguaje y todo el asunto es cómo separarse de ese Otro. En este punto ubico un problema clínico: si yo para resolver el problema de un neurótico que está alienado al significante, lo interpreto con más significantes, lo que hago es redoblar esa alienación, y termino haciendo de ese análisis, un análisis interminable. En psicoanálisis no tenemos una preferencia de si es mejor que se aliene a un significante que a otro. El punto es que está alienado al significante, y todo el problema para Lacan pasa a ser cómo separarse de ese Otro. Lo cual no quiere decir que uno va a vivir separado de ese Otro toda la vida, pero al menos en un momento puntual, separarse. Es decir, y vuelvo a citar a Miss Bolivia, ella decía que hay que “destotemizar”4, o decía en un momento, que también me gustó, “desmantelar el patriarcado”5. Podría ser una fórmula lacaniana. Quizás nosotros, como un psicoanálisis más entre otros, no dudamos, además de citar a Lacan, en citar a Miss Bolivia. No veo ningún problema en eso. Es un psicoanálisis que intenta estar a la altura de la época. Por supuesto que lo que dice Miss Bolivia tiene que ver en cómo ella lo interpreta. Sirve para plantear que, efectivamente, el psicoanálisis lacaniano apunta a desmantelar ese patriarcado, pero no para todo el mundo, sino para cada uno. Con la prudencia que implica aceptar un analizante y tener el cuidado de a dónde orientar esa cura. No es que hay que desmantelar a todo el mundo, sino que se verá en cada caso qué es lo conveniente. Y efectivamente, lo que plantea Lacan es que uno está atrapado en esa alienación al significante y ese estar atrapado también implica lo que 3 - Lacan, J.: El seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964), Buenos Aires, Paidós, 1975. 4 - Paz Ferreira, María (Miss Bolivia): Ibid 1 5 - Ibid. 1 4

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