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Nội dung text Clase 7-Lactancia materna.pdf

1 Anatomía de la glándula mamaria En cuanto al aspecto externo, el tamaño y la forma de la glándula mamaria es muy variado, dependen del contenido del tejido graso, tejido conectivo, por lo que hay poca relación entre el tamaño de las mamas y la capacidad para producir leche. Las mujeres obesas tienen riesgo de retraso de la galactogénesis 2 y algunas con poca grasa corporal puedan fabricar leche, pero con menos contenido lipídicos, por lo tanto, lo van a compensar produciendo un volumen superior, por lo cual el aporte final a ese niño no se verá afectado. El pezón juega un papel importante durante los primeros días, facilita el acople de la boca del niño con la mama. Este hace de esfínter de los conductos glandulares y es el origen de estímulos sensoriales que van a activar secreciones hormonales. El pezón está conformado por tejido muscular liso, numerosas anastomosis arteriovenosas y muchas terminaciones nerviosas, sensitivas y motoras. Están atravesados por las porciones distales de los conductos galactóforos y está cubierto por una piel gruesa y Lactancia materna

3 tienen pelo. Las glándulas sebáceas de la areola son voluminosas, resaltan como pequeños granos en la superficie, y segregan una sustancia que lubrica y protege la piel del pezón y del areola durante la lactancia. Estos granos se denominan como tubérculos de Montgomery. No es infrecuente que un conducto galactóforo atraviese una glándula sebácea desembocando en un conducto común para ambas y se hace muy prominente bajo la piel. Esto no genera ningún problema y dificultad para la lactancia. Algunas mujeres que tienen hipertricosis suelen tener pelo alrededor de la areola, que no interfieren con la lactancia, pero pueden provocarles vergüenza. En el interior de la mama nos encontramos con el tejido glandular, con la glándula mamaria propiamente dicha, que está formada por un gran número de alvéolos en los que se elaboran la leche, y un sistema de conductos que la conduce hacia el exterior. Los conductos son inicialmente de pequeño calibre, denominados conductos terminales, y van confluyendo en otros cada vez más gruesos llamados subsegmentarios, segmentarios y colectores. A la altura de la areola los conductos alcanzan su mayor calibre, denominados conductos galactóforos, y antes de atravesar el pezón se dilatan aún más llamados senos galactóforos. Luego se hacen más estrechos hasta salir al exterior por orificios pequeños, alrededor de 0,5 mm, en un número de 8 a 12. Conductos terminales – subsegmentarios – segmentarios – colectores – conductos galactóforos – senos galactóforos. A lo largo de todos los conductos hay fibras mioepiteliales que provocan acortamiento y estiramiento durante la succión para favorecer la progresión de la leche hacia el pezón. Los alvéolos y los conductos que drenan a un mismo conducto galactóforo forman lo que se llama lóbulo, y en cada mama hay entre 15 y 25 lóbulos. Pero en el trayecto a través del pezón varios conductos confluyen en los 8 o 12 que finalmente se abren hacia el exterior. La disposición anatómica de las ramificaciones de los conductos, ángulo de bifurcación, la presión de alveolos adyacentes o de reacciones inflamatorias locales puede influir en que en algunos segmentos de la mama tengan más dificultad para vaciarse y puedan provocar en algunas madres cuadros de retención de leche recurrente o incluso mastitis de repetición. El aumento de la presión intraalveolar de los segmentos bloqueados termina por inducir la involución de esta zona resolviendo así el problema. Desde la primeras semanas del embarazo la mama se prepara para lactar. El aumento del tamaño durante el embarazo depende sobre todo del crecimiento del árbol de conductos. La porción distal de cada conducto crece y se ramifica, desplazando al tejido adiposo. El ritmo de ramificación va disminuyendo según avanza el embarazo, al tiempo que los fondos de saco de cada conductillo se diferencian en alveolos modificando el epitelio típico de los conductos por el epitelio secretor. El extremo final de los conductos
4 se organiza en unidades lobulillares formadas por un ramillete de alvéolos que vacían su producción en un conducto terminal. Rodeando estas unidades hay una importante red capilar con abundantes células plasmáticas que aportarán a la leche, inmunoglobulinas. A partir del quinto o sexto mes el aumento de tamaño depende del inicio de la función de las células alveolares y del acúmulo de las secreciones en los alveolos y conductos. La mama está preparada para fabricar leche y de hecho se pueden detectar pequeñas cantidades de lactosa y de alfa-lactoalbúmina en sangre y en orina. A esta etapa se la denomina galactogénesis 1. La progesterona es la responsable de estimular la diferenciación de la porción distal de los conductos a finos con la capacidad reproducir leche. Succión Independientemente de la forma y el tamaño de la mama o del pezón, lo realmente importante es que se produzca el acoplamiento correcto del niño para que la succión resulte efectiva. La leche no se succiona sólo por aspiración, sino que requiere de otros 2 mecanismos, uno es la expresión de los alveolos por la contracción de la musculatura que los envuelve y el otro es el ordeño que realiza la lengua del niño. Al tratarse de fibras lisas la contracción muscular es involuntaria, depende de la liberación de oxitocina y es imprescindible para crear un gradiente de presión que empuje la leche hacia los conductos más distales. En cuanto al ordeño es importante que una buena porción de la mama entre dentro de la boca. La lengua presiona la mama contra el paladar al mismo tiempo que hace un movimiento de adelante hacia atrás con la punta de la lengua y este movimiento de expresión complementado con otro de aspiración consigue vaciar la leche de los senos y conductos galactóforos, disminuyendo así la presión en la parte final del sistema y favoreciendo el avance de la leche desde los alveolos hacia el pezón. Si el niño solo introduce el pezón dentro de la boca no podrá ordeñar con su lengua a los senos lactíferos y la succión perderá eficacia porque aprovechará sólo la aspiración. Si la posición es correcta el mayor trabajo lo realiza la lengua y la mandíbula. Sí el bebé se encuentra de forma correcta habrá mayor porción de areola visible por encima del labio superior que por el labio inferior. También será importante la posición de la cabeza con respecto al pecho. Si la cabeza se encuentra rotada, muy extendida o flexionada la succión no será correcta, se verá dificultada la deglución y además el bebé va a estirar el pezón de la madre y van a aparecer grietas. Un error muy frecuente es intentar empujar la cabeza del niño desde atrás para forzarlo para que se aproxime al pecho. Generalmente el niño va a responder extendiendo el cuello y alejándose del pecho. Epitelio secretor mamario

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