Nội dung text Dulces por besos - Vogler, Roxana.pdf
• Dulces por besos — Roxana Vogler* M aia, de 11 años, consulta en una institución psicoanalítica luego de pasar por guardias médicas, donde la derivaban a psiquiatría porque hace tres semanas que está con vómitos, no come, tiembla, llora y no quiere ir al colegio. Siente que “no es ella”, que “el cuerpo hace las cosas” y ya no se recono- ce en el espejo. A raíz de esta crisis está durmiendo con la madre, desplazando al padre, que ahora duerme en el cuarto de la joven. En entrevista con la madre pregunto si hubo alguna situación que pudiera haber desencadenado esta crisis. Dice que Maia venía preguntando por la muerte; que por momentos llora imaginando que sus padres morirían, a lo que agrega: “Maia siempre fue muy fantasiosa”. El padre, según refiere la madre, está medicado por depresión y cuida a Maia mientras ella trabaja. La jovencita se queda horas jugando con su tablety comien- do “porquerías”, dice. A raíz de esto, los padres discuten. La madre confiesa que el estado de ánimo apesadumbrado de su marido la agobia, por lo que está pensando en separarse, pero duda si será un buen momento para su hija. Cuenta que Maia presencia las discusiones y opina que es mejor que se separen, eso le hace pensar a la madre que las dos estarían “mejor solas”, y agrega sobre su hija: “tiene una madu- rez de chica más grande”. Le sugiero a la madre que sería conveniente que tenga su espacio analítico pro- pio y le indico que preserve a su hija de las decisiones de los adultos. Cuando luego conozco a Maia, me encuentro con una púber muy pálida, oje- rosa y desalineada. Le cuesta trasladar su cuerpo y se sostiene de la madre para caminar. En las primeras entrevistas se escucha de manera elocuente su demanda de hablar con alguien que aloje su padecer. Relata “a borbotones” su malestar: “Me * Miembro EOL Y AMR. Docente Cátedra Psicopatología 1 UBA. Co-responsable Ateneo Psicoanálisis y Educación ICdeBA. Maestría en Clínica Psicoanalítica UNSAM. Analista Practicante en PAUSA-La Lata. Responsable Antena CABA (Oeste) Observatorio sobre Políticas de Autismo de FAPOL. Roxana Vogler Dulces por besos | 7 3
siento deprimida, tengo la sensación de que mi cuerpo está separado de mí, que no soy yo la que hace las cosas, que otra maneja mi cuerpo, perdí el hambre (llora), quiero volver a ser la de antes, tengo miedo, fui a otros médicos que me quieren medicar, ¿me estoy volviendo loca? ¿vos me podes ayudar?”, pregunta. Le digo que estoy para escucharla y le pido que me cuente cómo era ella antes, qué fue lo que cambió, cuándo empezó a sentirse así. “Yo era re tranquila, estudiaba, como que jugaba mucho en la tablet, estaba en mi casa, me fui a dormir y de repente sentí que mi cuerpo iba solo, me dio mareos, me siguió esa sensación todos los días, de sentirme separada de él”, explica. “¿Separada de él?”, intervengo. Precisa: “De mi cuerpo, quise decir...”. Interrogada sobre el contexto de esa noche, recuerda que los padres discutían, como ocurre frecuentemente, y que ella había ido a buscar “algo dulce”. “Siento que algo malo va a ocurrir...,que algo está cambiando, pienso que es algo mental por culpa de la tablet, eso dice mi m am á..., me imagino que soy yo la que está en el juego, puedo hacerme chiquita o grande, jugué muchas horas y me hizo mal. ¡No quiero separarme de mi mamá! ¡Ni al colegio quiero ir!”, dice. “¡Tu cuerpo se separa de vos y vos no te separás de tu mamá!”, señalo y corto ahí la entrevista. Ella se sonríe y se sonroja. Ubico aquí su vergüenza como una primera irrupción de la dimensión pulsional de su malestar1, desconocida hasta ese momento por el sujeto. La otra trama El efecto de alivio en el cuerpo no se hizo esperar. Las crisis disminuyen en fre- cuencia, aunque no en intensidad. Se le propone que intente dormir sola y acuer- da. A la sesión siguiente dice: “pude dormir sola, pero tuve sueños raros: que mis padres morían y tenía otros papás que me daban de comer todo dulce, no sé por qué sueño eso”. El sueño y su enigma señalan el pasaje al inconsciente, enlazan otra trama. Las asociaciones del sueño la llevan a hablar de su hastío por las peleas continuas de los padres y de la angustia que le suscita que su padre se quede solo si se separasen. “Me dan como ganas de vomitar cuando pienso en la separación”, y lo asocia con su escape de la angustia hacia “algo dulce”; “quiero que tengamos otra vida, más tranquila, pero no sé si mi papá va a estar bien solo”. 1 Lacan, J. El Seminario, Libro 11, Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis, Bs.As., Paidós, 1993, p, 189: "la mirada es ese objeto perdido y, de pronto, reencontrado, en la conflagración de la vergüenza, gracias a la introducción del otro". 74 | La práctica
“Fantaseaste con tener una familia distinta, que sea otra, más dulce”, interpreto y doy por concluida la sesión. Imagiloca Los padres finalmente toman la decisión de separarse. Ella lo cuenta con tris- teza, pero aliviada. Comienza a hablar de la incomodidad con su cuerpo, se ve más gorda que sus compañeras, se pregunta si tendría que cuidarse. Se anima a hablar sobre su sentimiento de rareza porque no le importa “estar femenina”, dice. Prefiere usar ropa grande y quedarse con su mamá en vez de salir con sus amigas. Sus dichos habilitaron a preguntar por los cambios en su cuerpo antes de Este movimiento trae aparejado otro sueño. Es sobre “Alicia en el país de las maravillas”. Ella es la protagonista disfrazada de bailarina, “como cuando era chi- quita”. Está sentada en una mesa, comiendo dulces junto a los animales pequeños que crecen y se transforman en sus compañeros que ahora ríen, se besan y después se van; ella duda entre quedarse durmiendo en el árbol o ponerse el guardapolvo para irse con sus amigos. Intervengo: ¡Si te quedás en la mesa con los niños, te perdés los besos!”. Maia se ríe tapándose la boca con su mano y diciendo: “¡qué vergüenza! ¡No sé dar besos, tengo que aprender!...”. Salir de las fauces maternas Los movimientos que se produjeron en el trabajo analítico con Maia mues- tran que, ante el “fracaso de la metáfora puberal”2, la apuesta por hacer ex-sistir el inconsciente posibilitó la asunción del cuerpo sexuado en una púber que, engullida por el goce materno, quedaba reducida al objeto nada. El relevo de la transferencia posibilitó empalmar el goce al inconsciente y la constitución de un síntoma como salida del estrago. El trayecto realizado dio lugar a la construcción de una nueva ficción fantasmá- tica, bordeando el objeto oral y sus declinaciones, con la que empezar a responder a la inexistencia de la relación sexual. Esto, a partir de aislar y despegar los significan- tes amos, esos que anidan en lo más íntimo del propio ser de goce y avergüenzan, y separarlos de la demanda de amor materno en su aspecto voraz, estragante. Este recorrido en torno al objeto oral -que podemos sintetizar en el movimiento que llevó de los dulces a los besos— propició el advenimiento del deseo de despertar a su propia sexualidad, no sin servirse de lo vivo del padre, para salir de las fauces maternas y empezar a saborear su propia vida. 2 Miller, J.-A.: "En dirección a la adolescencia", en: Registros, Tomo rojo/azul: "Jóvenes", Bs. As., 2016, pág. 13. 76 | La práctica