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Nội dung text Teórico 5 - Función paterna en Freud.pdf

Función paterna en Freud: Nueva cátedra Psicopatología 1. Dr. Prof. Fabián Naparstek. 25 de abril de 2011. Teórico 5 Estamos siguiendo el programa a la vez que repensamos algunas de las cuestiones que planteamos en el comienzo. Cuestiones que también se están debatiendo en el seno de la cátedra, y se las planteo también aquí en el teórico, por ello algunas consideraciones pueden ir variando en su forma de presentación. La clase de hoy no presentará demasiados cambios en el contenido, sólo el título es diferente en relación al que figura en el cronograma. Ahora lleva por nombre “Función Paterna en Freud”. Por lo general, suelo siempre comentar o resumir lo visto previamente en los teóricos -porque es algo que se articula a algunas cuestiones que vimos la vez pasada-. Nos adentramos entonces a nuestro tema. Habrán escuchado, en alguna materia o en algún otro espacio, la importancia que Lacan le da a lo que él llama el Nombre del Padre. Y la importancia fundamental que le otorga respecto a la distinción entre neurosis y psicosis. Mi idea es poder transmitir los fundamentos freudianos desde los cuales Lacan parte para pensar esta noción del Nombre del Padre. Trataremos de seguir el hilo conductor de lo que para Freud es la función paterna. Lacan nombró eso como el significante del Nombre del Padre. Freud nunca lo llamó así, pero en la lógica de Freud, hay argumentos más que suficientes para pensar lo que Lacan retoma luego de esa manera. Me interesa -estamos poniendo mucho énfasis en eso, a veces lo lograremos, a veces no; figura también en el programa- dar, dentro de nuestras posibilidades, la mayor cantidad de referencias y argumentos para que ustedes puedan saber desde dónde surgen los conceptos en Lacan. La clase de hoy girará en torno a la función paterna en Freud, teniendo como perspectiva aquello que vamos a trabajar fundamentalmente con la categoría de psicosis. El punto límite al que llega Freud, es el punto desde donde va a retomar el tema Lacan. Los textos que vamos a comentar para la ocasión son, fundamentalmente, “El malestar en la cultura”37 y “Tótem y tabú38”. Aunque, aclaro que estos artículos no entrarán como bibliografía específica para este primer parcial, pero seguramente, para el año que viene, tendremos indicados los puntos que nos interesan de esos textos. El primer punto es situar mínimamente algo de lo que ustedes conocen, y es lo que Freud plantea en “Tótem y tabú” respecto del Mito de la Horda Primitiva39. Con la siguiente aclaración: todos los textos freudianos que tienen una clara referencia a los grupos, a lo social, a la civilización, a la cultura, pueden ser leídos desde múltiples perspectivas como cualquier otro texto. Esos textos han servido de referencia -además, para los psicoanalistas- para los sociólogos, psicólogos sociales, etc. Y no veo nada en contra de eso, pero sí vale la pena aclarar que son para nosotros, para el psicoanálisis, textos eminentemente clínicos. No cabe la menor duda de eso, que Freud está pensando en la clínica, en cómo se reúnen los grupos, cómo se constituye una familia, cuál es la constitución de una civilización, etc. Ello, no deja 37 - Freud, S. (1930). El malestar en la cultura. Obras Completas, tomo XXI. Op. Cit. 38 - Freud S. (1913). Tótem y tabú. Obras Completas, tomo XII, Cap. IV. Op. Cit. 39 - Ibidem.
de ser un pensamiento clínico para Freud, ya que para él no se trata de hacer una cosmología, ni una teología, etc. Dado el caso, que después sean tomados por otros autores para extraer de allí alguna referencia precisa, es correcto; pero nosotros nos centraremos en la vertiente clínica del asunto. Haremos en la pizarra dos esquemas. Uno, el primero, referido al Mito de la Horda Primitiva, tal cual como Freud nos lo presenta. En cierto sentido es muy simple. La idea de Freud es que existía un protopadre, de quien ustedes deben haber escuchado hablar. El protopadre de la Horda tenía la característica de tener acceso a la satisfacción total, acceso a todas las mujeres. En el texto pueden apreciar toda una disquisición que hace Freud a partir de esta figura. Y es así cómo se pregunta, ¿qué le queda a los otros hombres? ¿Qué les queda en términos de la satisfacción? Ellos se las arreglan entre ellos, y cada uno por su cuenta. Pero, finalmente, lo que allí cuenta -nos precisa Freud-, es que este protopadre obtiene la satisfacción total de las mujeres. Por ello se podría señalar, finalmente, que éste es otro punto más en la obra de Freud donde ubica un punto supuesto de satisfacción total. A lo largo de la obra freudiana encontrarán varios puntos en los cuales alude a una satisfacción total, y siempre lo hace en términos de algo mítico. Cuando decimos mítico, es en referencia a lo que está perdido. Así, si construimos un mito, es porque no hay manera de corroborar eso de otra manera, y Freud advierte de su invento. Freud no tiene la menor intención de ir a buscar en la realidad alguna prueba de los restos o los huesitos del protopadre. No se toma el trabajo de enviar a los etnólogos y a los antropólogos para que vayan a rastrear si ha existido el famoso protopadre. El inventa un mito, no de la nada, sino a partir de aquello que hay. Es decir, a partir de lo que él encuentra, y deduce lógicamente aquello que debe haber acontecido en su momento. Y se verificará, veremos de qué manera, pero no de una manera empírica. La idea de Freud, entonces, es que la característica de este protopadre es que tiene la satisfacción total. Freud habla de satisfacción total al estilo de, por ejemplo, la primera experiencia de satisfacción; en un sentido tiene las mismas características. Para Freud, jamás la primera experiencia de satisfacción es la primera amamantada del bebé. No lo ha planteado en esos términos. Si no, más bien, como algo que está perdido y que él deduce a partir de aquello que encuentra. Son puntos en Freud en los cuales se puede apreciar la misma lógica de una satisfacción total, perdida, sobre la cual volveremos a insistir. Freud ubica en este tiempo la figura de un jefe, en un conjunto de seres, que se lleva para sí la satisfacción total y no deja satisfacción a ninguno de los hijos o hermanos del conjunto. Freud afirma entonces que, llegado un momento determinado, se produce el asesinato de este protopadre. Aunque aclara Freud, en su desarrollo, que con el asesinato no cambiaría absolutamente nada. Al igual de lo que ocurre con una manada de animales, que matan al macho más fuerte y como resultado, eso no cambia nada. Sólo que, el que gana la pelea, va a ocupar el lugar del jefe de la manada; nada cambia en términos estructurales. A Freud no le importa si el protopadre es Juan, Pedro o quien fuere. El tema es que hay un protopadre. Entonces, identificarán el punto crucial que Freud ubica allí, que se relaciona con el asesinato pero, además, con lo que él llama el pacto fraterno. No es uno sin el otro. No habría habido un pacto fraterno si no hubiese habido previamente un asesinato. Pero el asesinato, sin el pacto, fraterno no tiene el mismo valor que va a tener a partir de aquel momento. La hipótesis de Freud es que, un aspecto más el otro, dan como consecuencia un nuevo ciclo, que él llama la civilización o la cultura. ¿Qué significa este pacto fraterno? En principio es un pacto montado sobre la idea de
repartirse el botín de guerra. Al protopadre se lo mata y se produce un botín de guerra. ¿Cuál es el botín de guerra? La satisfacción total de ese protopadre. Podría haber pasado que no haya ningún pacto y entonces uno asuma ese lugar, no cambiaba nada. Lo novedoso es que, para repartir ese botín de guerra, se necesita hacer un pacto. Y la idea de Freud es que ese pacto está armado fundamentalmente sobre una renuncia. La perspectiva freudiana se asienta sobre una especie de regla: no hay cultura sin renuncia. No hay civilización sin renuncia, y la renuncia es la condición que permite la repartición de la satisfacción total. Ahora, esta satisfacción total no es algo que se pueda cuantificar, es decir, no es que se pueda traducir en números, no es medible. Si ustedes quieren, alguien podría contabilizar las mujeres en cuestión y decir bueno, cuántas mujeres, cuántos hombres, y producir una repartición de acuerdo a cómo den las cuentas. Pero, no se trata aquí de eso, sino que se hace de una manera bastante especial y por la vía de la negación. La manera de repartir satisfacción total es asegurar que al menos una o algo no les toque a todos. Lo digo de otra manera, que al menos una parte de esta satisfacción total no le toque a nadie. ¿Qué quiere decir esto? Es la manera en la que se aseguran de que al menos una mujer no le va a tocar a ninguno. Es así como podrán vislumbrar que hay al menos una partecita de esa satisfacción total que está vedada a todo el mundo. Es decir, de aquello que se aseguran con esta renuncia es que nadie obtenga la satisfacción total. Porque, hay un poquito, no dice si mucho o poco, pero al menos algo, que le está vedado a todo el mundo. Es por ello que, a cada uno, le falta algo de esa satisfacción total y, de ese modo, se aseguran de que a nadie le toque eso que tenía el protopadre. Y es interesante, porque en términos de números, podría suceder que alguien tenga diez mujeres, alguien tenga una o alguien no tenga ninguna, y todos cumplen con esa regla. Así, teniendo diez, teniendo una, teniendo ninguna, a todos ellos les está vedada al menos una partecita. Y lo que cuenta, no son las cantidades, sino que nadie tenga la satisfacción total. En ese sentido les digo que se reparte por la negativa, porque nos aseguramos de lo que no les va a tocar, que no les toque una parte. Por eso Freud habla de una renuncia, todos tienen que aceptar que al menos algo no les toca, de eso se trata de aceptar en el pacto. Si nos referimos a un pacto -y a eso lo vamos a ver más fuerte y acentuadamente con Lacan-, se trata de un hecho humano por excelencia. Humano en el sentido de lo simbólico, un pacto se hace entre hombres de palabra; así se dice, un pacto de caballeros. Esto se relaciona con aquello que se pueda escribir, con lo que se pueda pactar en términos de lo simbólico. Ahora, Freud establece dos razones acerca del por qué se llega a este pacto. No es que la gente sea buena, no hay ninguna idea de bondad en Freud, más bien, todo lo contrario. No encontrarán en Freud la idea de una tendencia natural del ser humano hacia la civilización. Ello por dos razones. Una, la primera es que si no se llegaba a ese pacto se iban a matar entre todos, tratando de ver ciegamente quién ocupaba ese lugar. Y Freud hace intervenir allí algo central, lo he planteado en el primer teórico, que es la culpa. A ese protopadre -a quien se lo odiaba por disponer de la satisfacción total y por no dejar nada para los demás-, también se lo amaba. Y asesinarlo trae aparejado como consecuencia, la culpa. En Freud esa culpa es central, en todo lo que viene a partir de allí como parte de la civilización. Entonces, reflexiona Freud, lo que queda de este protopadre, no es más que su recuerdo. Ni más ni menos, porque el recuerdo de ese protopadre es una presencia en un sentido. Y esto Freud lo deduce de la evolución histórica de la civilización y de algunos
estudios antropológicos. Él ubica un modo en el que ese recuerdo es encarnado a lo largo de la historia, y allí surge como un animal tótem, que no hace más que encarnar lo que era antes el protopadre. Freud entonces realiza una serie con aquellos que encarnan ese lugar, antiguamente el lugar de autoridad, y ubica allí el tótem. En ese lugar ubica a los padres y, finalmente, sitúa la idea de Dios como deudora del comienzo de la civilización. Es así cómo, el recuerdo de ese protopadre, si ustedes quieren, tranquilamente se lo puede llamar el Nombre del Padre. Sin adelantar nada, todavía de Lacan, porque en Freud los recuerdos no son más que representaciones. Protopadre (satisfacción total) ------------------------------------------ Asesinato + Pacto fraterno (repartija y renuncia) Nombre del padre. Y Freud lo establece con todas las letras, a partir de que estamos acá, se trata de una abstracción. Cualquier recuerdo en Freud, no es más que representación. En el esquema psíquico, los recuerdos son los representantes que tenemos en la memoria, sean preconscientes, inconscientes, lo que fuere; son finalmente representaciones. Por eso repito que, aquello que queda de eso, no es más que una representación de este protopadre. Como han de percatarse, no es lo mismo que se trate de una representación a que exista realmente el protopadre. Ahora plantearemos a ver algunas de esas diferencias. ¿Cómo es que hace Freud la deducción? Hasta ahí teníamos el mito, sobre el cual Freud ha escrito largamente. Pero ¿cómo es que lo deduce Freud? A partir de lo que él establece como la fiesta totémica, un hecho fáctico. Pero la misma puede ser entendida como cualquiera de las fiestas que posean un carácter ritual o religioso. En un esquema piensa la civilización en términos temporales, esta línea que dibujo en el pizarrón es un lapso de tiempo. Y Freud plantea -esto ya no es un mito, sino una definición de cómo funciona la civilización- que en toda civilización tenemos, cada tanto, en un tiempo limitado, una fiesta. A la cual Freud, en su referencia al Tótem, llama fiesta totémica. Pero, si extendemos esta idea, abarca también a las fiestas que se hacen en la mayoría de las culturas, ya sea religiosa o ritual, etc. Temporalidad de la civilización: Ley. Padre. Fiesta /----------------------------------------------------------------------//-----------/ ¿Y qué dice Freud al respecto? Que, en ese lapso de tiempo, allí donde se desarrolla la fiesta totémica, se puede infringir la ley que rige la mayor cantidad de tiempo, en ese lapso de la civilización. ¿Qué significa esto? Si al animal que representa, que encarna a la autoridad y a la civilización, no se lo puede tocar, hay que venerarlo. Y durante el lapso de la fiesta, no sólo se lo toca, sino que se lo come. La partición se produce en pedacitos, se lo comen, y muchas de las leyes que rigen durante la mayor parte del tiempo, un tiempo limitado, están abolidas. Es por ello que Freud plantea que esto no es un hecho aislado, sino que responde a una estructura y, fundamentalmente, responde -es el aspecto que me interesa resaltar- a una economía propia de la libido; si ustedes quieren, a una economía propia de la satisfacción. ¿Qué características tiene específicamente la fiesta totémica? Dice Freud que tiene al

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