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Taller de GUIÓN para cine y televisión ELBIO CÓRDOBA
“¿Y de qué sirve un libro –pensó Alicia- si no tiene ilustraciones ni diálogos?” LEWIS CARROL “Alicia en el país de las maravillas”.
Agradecimientos Gracias a mi familia, a mi viejo, a Shirley, Juan Carlos, Juan Pablo, Fernando y Nicolás. A Darío Squeff, Guillermo Hadad, Gerardo Martínez Lo Ré, Héctor Molina, Javier Acuña, Soledad Bereciartúa, Marina Bilbao, Guado García, Lucio Garcia, Marina Gayoso, Ariel Gianuzzi, Daniel Grecco, María Laura Pesoa, Mariana Piola, Leandro Róvere, Eugenia Tabacco, Mimí Zacchino, Juan Manuel Zapata y Jimena Zilli. A todos los que participaron del Taller en estos años. A mis compañeros de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Rosario, de Radio Universidad, del Instituto Superior de Cine y Artes Audiovisuales de Santa Fe y de la carrera de Narración Audiovisual de la Universidad de la Punta, San Luis. A UNR Editora. Lo sepan o no, todos ellos tienen mucho que ver con la concreción de este libro.-
INTRODUCCIÓN TALLER DE GUIÓN PARA CINE Y TELEVISIÓN es una edición reescrita y aumentada del título homónimo que UNR Editora publicó a fines de 2005. Ésa, mi primera experiencia de publicación, surgió de apuntes propios que entregaba a estudiantes y talleristas, y representó una manera de ponerme frente a la teoría y la práctica que yo había alcanzado a desarrollar al frente de varios años de Taller hasta ese momento. Luego de leer esa publicación, por una inconformidad muy arraigada y por haber aprendido que la escritura de guiones exige una constante renovación, creí que faltaban retoques para que el libro tuviera una fisonomía, digamos, definitiva. Por eso esta edición, que presenta el mismo contenido con más conceptos, nuevos textos citados y más ejercicios. Parto de la suposición de que todos escribimos las historias de nuestras vidas y compartimos esa escritura con quienes nos quieren o no, quienes nos conocen o no. Y somos personajes principales, secundarios o complementarios en las historias de vida que escriben otros. Algo similar pasa con las historias que se pueden construir escribiendo guiones. Sabemos que esas historias ya habían comenzado mucho antes de que paguemos la entrada al cine. Comenzaron el día en que alguien se puso a escribir. Ésa es la diferencia con las historias de nuestras vidas: aquí hay que sentarse a escribir. Quien no esté dispuesto a hacerlo, no podrá dedicarse a escribir guiones. Hay una historia que comenzó antes de que naciésemos, otras que comienzan cuando llegamos a la sala de cine, otras que comienzan cuando la escribimos. Y hay cada vez más interesados en saber cómo se construye, desde la palabra, el drama que se ve en las películas y en la ficción televisiva. En ese sentido, los manuales de guión, difundidos en nuestro medio desde los años ochenta, pero mucho más durante los noventa, resultaron ser un arma de doble filo. Por un lado, sirvieron para que muchos estudiantes y personas interesadas en el lenguaje audiovisual tuviesen alguna orientación respecto de “cómo nacen las películas”. Casi en el sentido del interés sobre cómo nacen los bebés. A esta pretensión de saber nos sumamos también los docentes que, de modos a veces algo erráticos, nos hemos ido formando al tiempo que comenzábamos a experimentar la situación de clase. Como la enseñanza de Guión es relativamente nueva en nuestro continente, manuales como los de Doc Comparato o Michel Chion han servido de guía para docentes a la hora de organizar materias relacionadas con el tema y aún hoy pueden movilizar a construir guiones a guionistas incipientes. Pero, por otro lado, descubrimos que no conviene tomarlos como Biblia, que son siempre discutibles, que se escribe de modos diferentes en distintas partes del mundo y que, en muchos casos, pueden resultar atemorizantes para un escritor novel si ve que su historia no encaja en los cánones planteados por estos materiales (con recetas rígidas como las de Syd Field, por ejemplo). No parece saludable tratar de encorsetar la práctica de un autor en prescripciones de manual, sobre todo porque a escribir guiones se aprende leyendo y escribiendo guiones. Y esta práctica de leer y escribir se escapa de fórmulas teóricas que todavía hoy no alcanzan a dar cuenta de un universo narrativo audiovisual en permanente modificación. Si bien no se puede enseñar (con las tremendas implicancias de este término) a escribir guiones, sí se puede acompañar, compartir y estimular el aprendizaje, entendido como una construcción, como un descubrimiento constante sin fecha de terminación, como un acercamiento a las potencialidades de cada uno. Está en cada uno disponerse al encuentro con su potencial. Como decía Paulo Freire, “Nadie educa a nadie, nadie se educa sólo”. El taller de guión, como metodología pedagógica, tiene la intención de que cada participante descubra en la práctica compartida sus formas de creación. Aunque por su forma lo parezca, este trabajo no se pretende un manual. Porque evita plantear fórmulas a seguir, y porque sólo expone las que otros dicen, a las que se suman interpretaciones nacidas en mi experiencia de coordinar de talleres de guión, siempre abiertas a la discusión. Tampoco es un diccionario de conceptos de guión, aunque muchos puedan consultarlo como tal. No alcanza el rango de ensayo porque la interpretación y el análisis son actitudes que esporádicamente aparecen, acompañando
los conceptos expuestos. Ni se puede leer, tal vez, como una continuidad “literaria” ya que muchos conceptos interesan más que otros y pueden saltarse capítulos enteros de acuerdo a las necesidades de cada lector. Este libro es una compilación de conceptos teóricos y ejercicios prácticos que fui encontrando, descubriendo e inventando. Es un encuentro con opiniones que puedo verter a esta altura de mi aprendizaje. Es una propuesta de construcción de textos para que todos los que estén dispuestos a sentarse a escribir puedan hacer su incursión en el territorio de la narración cinematográfica (territorio polémico y complejo, en el cual hay mucho por descubrir todavía). La teoría está tomada de manuales, sitios web, apuntes de clase, aportes de estudiantes y talleristas, conferencias y libros sobre el tema. De cada concepto referido a la escritura de guiones, se presentan las consideraciones de la mayoría de los textos que se encuentran en nuestra región. Esta teoría es presentada, sobre todo, como preámbulo de los ejercicios. Muchas veces los conceptos son esbozados uno tras otro sin especificar la fuente. En la medida en que interesen al lector, los títulos y autores están al final de este libro. Muchos ejercicios fueron tomados de textos sobre talleres de escritura y de mi participación en talleres y seminarios con Doc Comparato, Lidia García, Fernando Birri y Leo Masliah, entre otros. A ellos se les suman los que fueron creados en el seno del taller de guión que coordino, en Rosario y otras ciudades, desde marzo de 1999. Esos ejercicios están pensados como aparatos de un gimnasio que sirven para fortalecer el músculo de la creatividad del que habla Jean-Claude Carrière y que todos tenemos. La mayoría de ellos puede utilizarse cuantas veces se quiera, solo o en grupo. Si se trabaja solo, es aconsejable mostrar a alguien los resultados que se obtienen y corregir, y reescribir, sin dejar de tener en cuenta las consideraciones que en la devolución se produzcan. El trabajo en grupo tiende a dar mejores resultados porque puede leerse lo producido y compartir las impresiones, avanzando en la escritura con una contención que, si el escritor la sabe apreciar, mejora sus resultados. Los ejercicios pueden ser aprovechados de dos maneras: por fuera de la teoría para detonar guiones, o estructurados en función de los conceptos. En ambos casos, la intención es disparar ideas que cada autor tiene, antes que para cumplir correctamente con los preceptos de los manuales. Sí es fundamental, en todos los casos, ser obedientes a la consigna. Si en el transcurso del ejercicio surge una idea que sale de la consigna, conviene dejarla aparte para trabajarla después y terminar en tiempo y forma el trabajo propuesto. Escribir guiones a partir de ejercicios posibilita crear en cualquier cultura del planeta y no necesariamente siguiendo los preceptos de Hollywood, como lo plantean demasiados autores. La mayoría de los ejercicios de este libro están basados en nuestra naturaleza. Tenemos el cerebro compuesto por dos hemisferios, izquierdo y derecho, cada uno con su propia forma de procesar información. Son dos mitades, una más “racional” y otra más “emocional”, conectadas e integradas, que necesitamos usar para poder realizar cualquier tarea, sobre todo si es compleja como la creación artística. Pero, viviendo como vivimos, nos inclinamos a confiar más en el hemisferio izquierdo que en el derecho y eso, para el acto creativo, es casi fatal. Lo óptimo es el equilibrio que se obtiene por conciliar polaridades y no por eliminar una de ellas. El hemisferio izquierdo procesa la información de modo analítico y secuencial, paso a paso, de forma lógica y lineal. Analiza, abstrae, cuenta, mide el tiempo, verbaliza, piensa en palabras y números, tiene capacidad para leer, para escribir y para las matemáticas. Se guía por lógica lineal y binaria (si-no, arriba-abajo, antes-después, 1,2,3, etc.). Utiliza un estilo de pensamiento convergente, se informa usando datos ya disponibles para formar ideas nuevas o datos convencionalmente aceptables. Aprende yendo de la parte al todo y absorbe rápidamente detalles, hechos y reglas. Podría decirse que tiende a ver más el árbol que el bosque. El derecho sintetiza la información, trabaja sobre la percepción global. Ve las cosas en el espacio y necesita partir del todo para entender las partes. Sabe de procesos simultáneos o en paralelo; no pasa de una característica a otra sino que busca pautas y gestalties. Entiende metáforas, sueña, crea nuevas ideas sin necesidad de partir de datos comprobados. Es holístico, tiene destellos intuitivos en vez de lógicos,