Nội dung text Teórico 13 - Síntoma y Fantasía.pdf
Síntoma y fantasía: Nueva cátedra Psicopatología 1. Dr. Prof. Fabián Naparstek. 29 de agosto de 2011. Teórico 13. Comenzaremos a trabajar sobre el tema “Síntoma y fantasía”, tal como está anunciado en el programa. Quizás nos lleve más de un teórico. Como habrán visto en el cronograma, lo que sigue es la cuestión de las identificaciones. En estos teóricos -la bibliografía también figura en el cronograma-, vamos a tomar un poco el caso Dora135, también “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” 136 , y vamos a tomar algunas cuestiones en relación a “Los caminos de la formación de síntomas” 137. Textos que también van a trabajar ustedes en otros espacios de la cursada. Hay que tener presente que estas clases se enmarcan en el segundo momento de Freud. Recuerdan el cuadro que hemos planteado en el comienzo de la cursada. La vez pasada estuvimos repasando la primera nosología freudiana, ahora nos introducimos en el segundo momento. Teniendo presente lo que hemos conversado en la reunión de cátedra, en Freud el eje central va a ser el síntoma. Es decir, vamos a trabajar en torno al síntoma y van a ver que no va a ser lo mismo cuando comencemos con Lacan. El Lacan que nosotros vamos a tomar no va a ser el del síntoma, sino más bien un Lacan que está más centrado en el aspecto simbólico. Veremos tanto para la histeria, como para la neurosis obsesiva, cómo se presenta esto. Tener en cuenta el aspecto simbólico no quiere decir que eso se contradiga con el síntoma, uno podría tener en cuenta el aspecto simbólico y también al síntoma, de hecho, es así. Pero, en estos primeros seminarios, se trata de un Lacan que está más preocupado por la cuestión de la estructura; no en relación con el síntoma, sino con ciertas variables propias de la primera época. Este tiempo tiene que ver con la pregunta neurótica, el deseo neurótico, las identificaciones y la función paterna en la neurosis. Ustedes estuvieron trabajando por dos semanas el caso Dora138. Hay que tenerlo presente. Vamos a desarrollar lo que Freud presenta en este texto, acerca del camino del síntoma. Ustedes vieron allí que Freud distingue dos aspectos: los sentidos del síntoma y lo que llama lo somático del síntoma. Yo presenté, para el concurso de titular de esta cátedra, el tema de “Síntoma y fantasía en la histeria”. Lo planteé en estos términos: la noción del síntoma como un compuesto. Es algo que está en Freud, quizás no dicho explícitamente, pero se puede extraer claramente, especialmente de un texto de Freud que es Los nuevos caminos de la terapia psicoanalítica. Allí Freud lo dice con todas las letras: Para él, el síntoma es un compuesto que tiene dos elementos, al menos dos. Les leo tal como lo dice Freud: “Los síntomas con derivaciones patológicas de los pacientes son de naturaleza compuesta. En su fundamento ultimo los elementos de esta 135 - Freud, S. (1905). Fragmento de análisis de un caso de histeria. Obras Completas, tomo VII. Op. Cit. 136 - Freud, S. (1908). Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad. Obras Completas, tomo IX. Op. Cit. 137 - Freud, S (1917). 23a conferencia: Los caminos de la formación de síntomas. Obras Completas, tomo XVI. Op. Cit. 138 - Freud, S. (1905). Fragmento de análisis de un caso de histeria. Obras Completas, tomo VI. Op. Cit.
composición están constituidos por mociones pulsionales” 139 . Primera cuestión: se trata de un compuesto que tiene dos o más elementos. Uno de ellos está ligado a la pulsión y por eso tomo lo que Freud plantea en el Historial de Dora. Pero, en este texto de Los nuevos caminos... Freud le agrega esta noción de compuesto. Freud indica claramente cómo él piensa la noción de compuesto. Lo extrae del campo de la química. Él se refiere a los compuestos en términos de la química y toda la idea de Freud es que cuando nos encontramos con un compuesto -ustedes lo deben de haber visto-, podemos hacer una especie de disección. Ustedes lo habrán visto en el secundario, un pobre animalito que lo parten al medio. Mi idea del asunto igualmente no es traer un sapo (risas) sino traer un síntoma y partirlo al medio, para ver qué elementos componen ese síntoma. Es decir, hacer una disección del síntoma. Si el síntoma es un compuesto, la disección del síntoma no es más ni menos que descomponer el síntoma. Descomponer, en el sentido químico de la cuestión, es separar los elementos. En el sentido de separar un elemento del otro. Como si pudiésemos poner al síntoma sobre la mesa y visualizar los elementos que componen ese compuesto. Los químicos no lo ponen sobre la mesa sino sobre el microscopio, y separan los elementos de diferentes maneras. Freud elige la química porque, además, es un texto donde Freud explica explícitamente de dónde saca el término “Psicoanálisis”. Que analizar es, como hacen los químicos, separar un elemento del otro. Lo dice explícitamente: “Porque en el psicoanálisis, hacemos como el químico, analizamos un compuesto, en el sentido de separar un elemento del otro”140 No nos vamos a dedicar directamente a lo que esto implica en la dirección de la cura, no en esta materia. Pero sí nos interesa ubicar el síntoma en los términos de la psicopatología. Es decir, poder reconocer los elementos que se presentan en ese compuesto. Como si uno agarrase una gota de agua y pudiese separar dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno. Eso significa descomponer el síntoma o descomponer el compuesto. Freud lo aclara: “Una vez que tenemos el compuesto, hace falta descomponerlo, ya que los elementos quedan mezclados, quedan compuestos, articulados entre sí, y no reconocemos a cada uno de los elementos”141 . Entonces, primera idea freudiana, el síntoma como compuesto. Ubicamos los elementos que componen el síntoma freudiano: -Lo pulsional del síntoma -él lo llama “lo somático” en el caso Dora-. -El sentido del síntoma. Hay que decir que, aunque hagan un compuesto, son elementos heterogéneos entre sí, como si fuesen el agua y el aceite. Es decir que hace falta algo para que se mezclen. Vieron que cuando movemos el agua y el aceite se arma un compuesto pero, cuando dejamos de mover, la mancha de aceite vuelve a salir a flote, se descompone. Hace falta algo que mantenga unidos la pulsión con el sentido, como en ciertas recetas de cocina que se utiliza un elemento para que se mantengan unidos los otros elementos. En este caso, ese elemento que une es la fantasía. La fantasía hace las veces de eso que está revolviendo todo el tiempo y que arma el compuesto, con esos dos elementos heterogéneos. Heterogéneos en el sentido de que, tal 139 - Freud, S. (1917). 23a conferencia: Los caminos de la formación de síntomas. Obras Completas, tomo XVI. Op. Cit. 140 - Ibidem. 141 - Ibidem.
como el agua y el aceite, no hay manera de que se junten salvo que haya algo, un tercer elemento, que los enlace. Entonces, teniendo en el horizonte estas nociones, nos metemos con el primer elemento que es lo que nos señala Freud y que es la pulsión. Lo vamos a relacionar, por un lado, con el trauma y, por otro lado, con la fantasía. Ya hemos charlado en otra oportunidad sobre la definición que da Freud sobre el trauma. Lo define como una irrupción de energía del aparato que no ha podido ser descargada ni asociativamente, ni motrizmente. Es -a mi gusto- la definición, en términos económicos, más justa que da. Quiero decir: se trata de una cantidad de energía que no se puede descargar del todo. Y Freud plantea, ya en los primeros textos, que la sexualidad tiene este aspecto traumático porque en los niños no está la capacidad de poner palabras sobre eso, ni de estar en condiciones de descargar motrizmente lo que irrumpe como sexual. Yo insisto con esto: cuando alguien viene y me dice “mi trauma es tal”, ya le está poniendo una palabra a algo que no ha podido ser descargado por vía asociativa. Habría que hacer una diferenciación, dentro del campo de Freud, entre lo que llamamos estrictamente “el trauma” y lo que llamamos “la escena traumática”. Son las famosas escenas que han leído en Freud, las escenas de seducción, por ejemplo. La escena misma ya le pone algo del nombre a lo traumático en tanto tal. No es lo mismo decir la sexualidad traumática en tanto tal, que decir “Mi trauma es que mi padre me sedujo”. Es decir, vamos a situar de un lado el trauma y, del otro lado, la escena traumática. Este trauma está más ligado a aspectos pulsionales. Recuerdan que habíamos definido, siguiendo a Freud -no es de la misma época-, que la pulsión es una fuerza constante. Que no se puede descargar del todo, ya que no todo puede ponerse en palabras. Y se ve ya en la definición misma de trauma, lo que les decía antes, la pulsión y los sentidos, porque hay algo del trauma que es resistente a los sentidos. Es decir, que una primera indicación que tenemos en Freud es que la escena traumática, que después vamos a ligarla a la fantasía, le da un cierto marco de sentido al trauma en tanto tal, le está poniendo cierto marco. Y que lo primero que Freud propone, en esa famosa carta 69, que ustedes deben haber leído en la materia “Psicoanálisis”. Famosa, porque allí Freud dice: “No creo más en mis neuróticas” 142 . Depende de la traducción. Entonces todo el asunto allí es que lo que cuentan como escena traumática, es algo que no aconteció necesariamente. Y Freud dice exactamente: “No existe un signo de realidad, sino una ficción investida con afecto”. Que es, a mi gusto, la primera definición que da Freud sobre la fantasía. Una ficción investida con afecto. Hay que tener en cuenta que este problema de la falsedad, o de lo falso y de lo verdadero, en el campo del relato histérico es algo que lo antecede a Freud, y lo continúa en estos términos. Muchos trabajos previos a Freud planteaban la cuestión de la histeria en términos de engaños, mentiras, etc. En este sentido, Freud da un paso más a partir de su concepción de la fantasía. Hay una serie de debates en el campo de la psiquiatría. Incluso, por momentos, se llamaba a la histeria: la patología del simulacro. Esto es por la dificultad de localizar la histeria en tanto tal, porque hasta los síntomas no respondían a la anatomía. En el tratado de Henry Ey, se ve bien este debate. Y precisamente, es un debate que Freud puede sortear a partir de esta noción de fantasía, porque la idea de fantasía de Freud es que es una ficción. Pero su idea es que esa realidad, que llama realidad psíquica, es la que cuenta para la neurosis. 142 - Freud, S. (1897). Carta 69. Obras Completas, tomo I. Op. Cit.
Poco importa que sea una ficción, sino que lo que cuenta es que es la realidad del neurótico y que la vive como tal. Esto reaparece, en Freud, respecto del complejo de castración: no hace falta que el niño vea que a alguien se lo cortaron, sino que crea que eso puede suceder. Eso ya es suficiente. Esta realidad de fantasía, que él llama la realidad psíquica, es la realidad que cuenta para el neurótico. Freud no niega que es una ficción, pero una ficción en la que el neurótico cree y le da todo el valor que tiene como realidad. Como dice en la Conferencia 23: “Realidad psíquica, por oposición a realidad material”. Freud plantea dos cuestiones. Una: “se trata de encubrir el periodo autoerótico de su actividad sexual”. Dos: “Al crear un imaginativo partenaire de su deseo sexual, se ahorra la vergüenza de confesar el haberse entregado a la masturbación”143. Es decir, esto trae una ventaja para el niño, que son dos. Uno es para no reconocer su propia masturbación: se inventa una falsa seducción. No es que yo me caliento porque me caliento, que no es más que la definición del autoerotismo, sino que el otro me vino a tocar a mí. Y dos: le agrega un objeto de deseo. Son dos ventajas: agregar un objeto de deseo y ubicar en el otro, en este caso en el padre, un adulto, el agente de la excitación y no como una excitación que proviene de uno. ¿Por qué son ventajas estas? Respecto del objeto de deseo, algo hemos visto. Recuerdan que habíamos visto dos características de la pulsión -una la nombré antes- que es una fuerza constante, por eso se diferencia de la necesidad. Pero también Freud plantea que la pulsión no tiene objeto, al menos determinado por la especie. A partir de la fantasía, se crea un objeto de deseo. Ya no se está solo autoeróticamente, sino que hay un partenaire. En este caso, el padre, que seduce a la niña. Se ve que ya hay un objeto de deseo que, a partir de establecerse la fantasía, va a ser determinante para las futuras elecciones de objeto de deseo de esa niña. Dicho de otra manera: si la pulsión no tiene objeto, a partir de la fantasía se establece un objeto que va a ser lo más fijo. Que va a ser para un individuo -que es algo que también habíamos mencionado, yo había dado el ejemplo del fetichismo- la fijeza del objeto para el fetichista: una vez que se establece su fantasía, eso queda de manera bien fija. A la vez, se ahorra reconocer que se entregó al autoerotismo, que esa excitación le viene por ese partenaire y no porque sí. Como vemos a partir de esto, la fijación pulsional tiene un marco, uno no se calienta porque sí, sino que eso tiene una estela determinada que Freud va a llamar después “el cliché de la fantasía”. Entonces, de un lado, nos queda el trauma como plus de energía, la pulsión y el autoerotismo; y del otro, la escena traumática, la fantasía, la falsa seducción, con estas dos ventajas que señalamos. Vamos ahora a concentrarnos en relación al autoerotismo. Tomamos las primeras páginas de “Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”144, que ustedes estuvieron trabajando. Freud en estas primeras páginas hace un planteo muy preciso. El acto masturbador se dividía, por entonces, en dos partes: la evocación de la fantasía y, llegada ésta a su punto culminante, los manejos conducentes a la satisfacción sexual. Una cosa es lo que uno piensa y se imagina, y la otra, es tocarse concretamente. A esto Freud también lo llama una composición. Es una soldadura entre dos 143 - Ibidem. 144 - Freud, S. (1908). Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad. Obras Completas, tomo IX. Op. Cit.