Nội dung text El Seminario, Libro 4. Clase 14, El significante en lo real, parágrafo 2 y 3 - Lacan, Jacques.pdf
La Relación de Objeto i i ' K # , M r.’ ; > s i /'
xrv EL SIGNIFICANTE EN LO REAL La red de la La Carta robada. A solos con Mariedl. El niño metonímico. Lo negro en la boca. La fobia estructura el mundo. Empezaré por una aclaración sobre el artículo publicado en La Psycha' nalyse n° 2 con el título de Seminario sobre «La Carta robada», y espe- cialmente sobre su introducción. Algunos de ustedes han tenido tiempo de leerlo y considerarlo con más detenimiento. A quienes se han dedicado a este examen, les agradez- co su atención. Al parecer, sin embargo, no a todos les resulta fácil recu- perar el contexto donde fue planteado aquí lo que recoge dicha intro- ducción, pues caen en el mismo error realizante en el que otros quedaron atrapados cuando yo exponía las cosas en estos términos. Creían, por ejem- plo, que yo negaba el azar. Lo menciono en mi propio texto, de modo que no insistiré en ello. Ahora trataré de aclarar de qué se trata. 1 No está de más recordarles los datos iniciales. Tomamos de tres en tres los signos + y — ordenados al azar en una sucesión temporal. Ordenamos estos agolpamientos como 1, 2 y 3, se- gún representen, o una sucesión de signos idénticos + + + ,-------o una alternancia, + — +, — + —, o bien una sucesión como ésta, + + —, pero también ésta,-----+, agrupamientos que a primera vista se distin- guen por no ser simétricos. Esto es lo que llamo, con un término intra- ducibie al francés, odd — lo que, de entrada, salta a la vista como fallido, 233
LA OBSERVACIÓN DE LA FOBIA DE JUANITO conflicto existe, es porque los hombres no saben contar mucho mejor ^ EL SIGNIFICANTE EN LO REAL A partir de determinado momento, el niño da muestras de un gran es-" panto ante un objeto privilegiado que resulta ser, el caballo, cuya presen-* ' cia ya había sido anunciada en el texto metafóricamente cuando el niño le dice a su madre — Si tienes un hacepipí, debe ser muy grande, como un caballo. Que la imagen del caballo aparezca en el horizonte indica ya que el niño se dispone a entrar en la fobia. Para proseguir el trayecto que hacemos metafóricamente a través de la observación de Juanito, necesitamos entender cómo, de una relación tan simple y al fin y al cabo tan feliz, tan claramente articulada, el niño pasa a la fobia. ¿Dónde está el inconsciente? ¿Dónde está la represión? Al parecer, no la hay. El interroga a su padre y a su madre con la mayor libertad acerca de la presencia o la ausencia del hacepipí, les dice que ha ido al zoo, donde ha visto a un león dotado de un gran hacepipí. El hacepipí juega un papel que tiende a aparecer por toda clase de razones, no del todo explicitadas al principio de la observación, pero se ponen de mani- fiesto a posteriori. Que exhibirse le produce al niño un gran placer, lo demuestran algunos de sus juegos. El carácter esencialmente simbólico del hacepipí se manifiesta cuando va a exhibirse en la oscuridad — lo muestra, pero como- objeto oculto. Se sirve de él igualmente como de un elemento intermedio en sus relaciones con los objetos de su interés, es decir, las niñas a quienes solicita ayuda y les deja mirar. Se destaca la ayuda aportada en este sentido por su padre o su madre en lo que se refiere a sacárselo, que juega el papel más importante en la instauración de sus órganos como un elemento de interés, con el que cautiva alegre- mente la atención, incluso las caricias, de cierto número de personas de su entorno. Para hacerse una idea de la armonía reinante antes de la fobia, obser- ven como Juanito manifiesta en el plano imaginario las actitudes más formalmente típicas que puedan esperarse de lo que en nuestro burdo lenguaje llamamos la agresión viril. En sus relaciones con las niñas, se se dedica a cortejarlas, más o menos claramente, incluso de forma dife- renciada según dos modalidades — están las niñas a quienes acosa, abra- za, agrede, y hay otras a quienes trata bajo la modalidad de la distancia, Liebe per Distanz. Se trata de dos modalidades de relación muy diferen- ciadas, muy sutiles ya, casi diría muy civilizadas, muy ordenadas, muy cultivadas. Freud emplea este último término para calificar la diferencia- ción que opera Juanito entre sus objetos — no se comporta igual con las niñas a quienes considera damas cultivadas, damas de su mundo, y 241