Content text Resumen Módulo 1 - Criminología Ambiental - Marina.pdf
• • • La saturación urbana se traduce en el hacinamiento de la población en una reducida superficie, lo que resulta perjudicial para la salud física y psíquica de los individuos. La falta de espacio urbano conduce peligrosamente al sacrificio de las áreas verdes necesarias para la vida, y a la concentración de habitantes en reducidas viviendas, con la consiguiente pérdida de privacidad. Todo esto hace que la calidad de vida al interior de las ciudades se deteriore y sea fuente de numerosos conflictos. Es un concepto meramente descriptivo de una condición física: la limitación de espacio. Es el promedio de habitantes por unidad superficial en un determinado territorio. Alta densidad es un antecedente o condicionante necesario (pero no suficiente) de la experiencia de hacinamiento. Es un estado psicológico subjetivo originado precisamente por una demanda de espacio que excede el disponible por parte del individuo. Es el amontonamiento o acumulación de individuos en un mismo lugar, donde la capacidad de tal espacio es inferior a la que debería y puede contener, de acuerdo con los parámetros de comodidad, seguridad e higiene. La incertidumbre, la falta de predicción y el escaso control sobre las interacciones no deseadas, son claves en la aparición del hacinamiento. Produce reacciones de agresividad, hostilidad y malestar, y a mayor hacinamiento, hay menores conductas de afecto y filiación Actualmente, a pesar de que no existe evidencia empírica contundente para extraer conclusiones sistemáticas, la experiencia de hacinamiento sí está considerada como un factor de riesgo, por ejemplo, para la desestructuración familiar. Es más probable que se produzcan delitos en el ámbito familiar como malos tratos infantiles, abusos, u otras formas de violencia doméstica en las que, además de la infancia, las mujeres y las personas mayores son las principales víctimas. El modelo explicativo muestra que la incertidumbre, la falta de predicción y el escaso control sobre las interacciones no deseadas, son claves en la aparición del hacinamiento. En la experiencia de hacinamiento, se pueden desencadenar dinámicas sociales de diferente naturaleza; factores como el sentido de comunidad, el tipo de barrio, el perfil psicosocial de sus residentes puede actuar como variables protectoras.
• • • Ferraro define el miedo al delito como: Una respuesta emocional de nerviosismo o ansiedad al delito o símbolos que la persona asocia con el delito. Este miedo actúa como un agente catalizador que genera conductas que pueden ser muy destructivas para la vida comunitaria y social, fracturando el sentimiento de comunidad y transformando algunos espacios públicos en áreas que nadie desea visitar. Las consecuencias del miedo son reales, tangibles, y potencialmente severas a ambos niveles, el individual y el social. A diferencia de la delincuencia real, afecta a un mayor espectro de ciudadanos y sus consecuencias son prevalentes y severas, el miedo al delito obliga a los individuos a cambiar sus estilos de vida. Perspectiva del vecindario: describe el miedo como resultado de dinámicas psicosociales de difusión de información sobre problemas delictivos en el área residencial. Desde este punto de vista, adquieren relevancia las valoraciones sobre la presencia y extensión del problema delictivo, así como las noticias concretas sobre sucesos delictivos recientes. También es importante la confianza del individuo en su red de apoyo social informal. Perspectiva situacional: lo describe como reacción ante una percepción de un peligro actual en un lugar concreto categorizado como peligroso. Dicha percepción está relacionada con aspectos socio físicos y configuracionales del propio lugar, así como el proceso de valoración que lleva a categorizar la situación como peligrosa. Desde este punto de vista adquieren importancia el deterioro ambiental, la presencia de individuos considerados como peligrosos, y variables también como oscuridad, nocturnidad, dificultad para la localización de vías de escape, entre otras. El nivel del vecindario se relaciona con cuestiones referidas a características y dinámicas psicosociales del área de residencia del individuo. El nivel situacional comprende las características de los lugares temidos, su significado para el individuo, así como las reacciones afectivas y comportamentales ante el mismo. El estudio pertenece a un conjunto de investigaciones sobre miedo al delito y espacios urbanos. Cuando un individuo es víctima de un delito en su casa o es testigo de alguno de su barrio, no solo contempla los perjuicios directos ocasionados por dicho delito, sino que también lo percibe como una vulneración, como una invasión de su territorio. Es la razón por la que la variable de territorialidad debe ser tenida en cuenta para ser más eficaces en la prevención de la criminalidad. No se trata de incentivar el levantamiento de murallas simbólicas y físicas que fortifiquen el espacio sino, sobre todo, de la consideración de dicho espacio como algo para compartir y desarrollar en pro del disfrute de todos. Es necesario sentir el espacio como propio, y sentirse responsable por este.
• • • Comportamiento mediante el cual un ser vivo declara sus pretensiones a una extensión de espacio que defiende contra los miembros de su propia especie. Funciones: La organización social: Dominación y el control del territorio, la organización de las actividades cotidianas y la regulación de la agresión. Hace referencia al tipo de guiones sociales que son convenidos en un grupo, la planificación de los tipos de conducta previsibles en cada espacio, pudiéndose establecer relaciones implícitas entre roles sociales y territorios, y a la regulación de la agresión como forma de interacción social. La identidad personal y grupal: Las personas comparten el mismo lugar, fomentado vínculos sociales. Se relaciona con la personalización, el apego al lugar, la apropiación, la señalización y el espacio defendible. El papel que juega la comunidad, como referente de socialización, va a jugar un papel decisivo en la conducta de los individuos. Un ejemplo de esto es “The Project on Human Development in Chicago Neighborhoods”. Santiago Redondo toma como bases los análisis sobre el apoyo social como eje de la prevención, las teorías situacionales del delito, y la investigación criminológica sobre factores de riesgo y protección. Operativiza la estimación del riesgo individual de conducta antisocial y del social de delincuencia. El modelo TRD operativiza tanto la estimación del riesgo individual de conducta antisocial como del riesgo social de delincuencia. Personales: características individuales, tanto constitucionales como adquiridas, empíricamente asociadas a un mayor o menor riesgo de comportamiento antisocial, tales como la dimensión impulsividad-autocontrol, el grado de egocentrismo-empatía, las creencias antisociales-prosociales, etc. En el apoyo prosocial: características y condiciones ambientales (familiares, educativas y sociales) que conforman al individuo a lo largo de su vida y se asocian a su mayor o menor riesgo delictivo. Se enmarcan distintas dimensiones tales como la crianza paterna inconsistente-equilibrada, la intensidad y calidad de la educación escolar, amigos antisociales-prosociales en la adolescencia, etc. En las oportunidades delictivas: características ambientales (o de eventuales víctimas del delito) que favorecen o dificultan el comportamiento antisocial. Se encuadran aspectos como el mayor-menor tiempo pasado fuera de casa en la adolescencia, la mayor o menor oferta en el barrio de propiedades atractivas para la sustracción o el robo, la mayor o menor accesibilidad a propiedades o posibles víctimas a través de Internet, etc. En conclusión, cada dimensión de riesgo tendría, como extremos definitorios, pares correlativos de los actuales factores de riesgo y de protección de análoga naturaleza que delimitarían un gradiente amplio de posibles influencias criminógenas-prosociales. En el fenómeno criminal, constituye una perspectiva interesante para tener en cuenta en un modelo integral para explicar, predecir y prevenir los comportamientos antisociales o infractores.