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2 La Puerta de la Justicia 2.1 Análisis e interpretación La muralla que protege la Alhambra tiene cuatro grandes puertas defensivas: al Norte, las Armas y el Arrabal; al Sur, la de Siete Suelos y la Justicia. Inicialmente ante esta hubo una gran explanada hasta que se construyó el pilar de Carlos V y se bifurcó el paseo central hacia el bosque o hacia el Generalife; por ello, se la llamó primero de la Explanada y luego, de La Justicia o la Xarea (Bab al-Sharía), que es como hoy se la conoce. Es, entre todas, la más bella y monumental. Sorprende, de entrada, su magnificencia, que aún sería mayor en época nazarí, dado que no existía el bosque actual (sería un sinsentido proporcionar cobijo a potenciales atacantes) y, por tanto, sería mayor su visibilidad y, con ella, su ingente volumen. En sus proximidades debió haber un cementerio de cuyas lápidas quedan restos reutilizados por los cristianos en el muro de la calle que va hacia la que fue Puerta Real, previa a la del Vino. Imagen-2-1. La Puerta de la Justicia Imagen-2-2. La gran Explanada
También su abundante decoración. Tratándose de una construcción defensiva, la exhibición de la llave como símbolo dinástico y, sobre todo, la ostentosa integración de baluarte militar y simbología religiosa: destaca especialmente la mano recordando los cinco principios, pero también se repite en los ábacos de los capiteles nazaríes el lema dinástico “solo Dios es vencedor”. Y también, cuando pasa a ser cristiana se hace la misma ostentación, ahora de otros símbolos: la Virgen con el Niño de Roberto Alemán en la hornacina de la portada o el altar y la lápida conmemorativa de la posesión religiosa próximas a la salida. Y es que debió ser muy importante: si la Puerta de las Armas en el lado Norte fue la conexión habitual con los ciudadanos que accedían a la fortaleza, la Puerta de la Justicia, próxima a los palacios, debió ser la puerta habitual de los monarcas en sus salidas al exterior, libres de cualquier mirada o vigilancia ciudadana. De aquí su excepcional tratamiento arquitectónico y artístico. Según su lápida fundacional, es obra de Jusuf I y se terminó en 1348: “Mandó construir esta puerta, llamada de la Explanada... el sultán guerrero y justo Abu-l-Hayyay Yusuf... ...Hágala Dios una potencia defensora y escríbala entre las acciones buenas e inmortales”. Vista desde la explanada, es un cubo inserto en la muralla de grandes proporciones con un pórtico aparentemente desmesurado, que recuerda los liwanes persas orientales (Ispaham, Samarkanda,...), pero que luego resulta ser una buhedera defensiva de gran valor táctico. De ella podríamos decir que es una joya militar, arquitectónica, artística y simbólica. Militar, por sus dimensiones y por su original estructura ya que, entre el primer arco exterior, enorme, y el que alberga la puerta, hay una separación de defensa, abierta a la terraza superior desde la que se puede hostigar (piedras, flechas, aceite hirviendo,...) y disuadir a cualquier posible asaltante. Y por la fortaleza de sus puertas, revestidas de placas de hierro y aseguradas con cerrojos y pasadores que aún pueden verse en su interior. Imagen-2-3. Buhedera Imagen-2-4. Cerrojos defensivos
Y, además, en el s. XV se le añadió el cubo para la artillería. Paradójicamente, desde el interior, como ocurre en la Alcazaba, resulta una torre comedida. El acceso interior, en acentuada pendiente, lo forman tres rectángulos perpendiculares cubiertos sucesivamente por tres bóvedas: esquifada, baída y de lunetos, pintadas simulando ladrillo rojo. Y, en los laterales, poyos para la guardia y perchas para las picas o lanzas. Tiene tres plantas: la baja, de acceso; la central, residencia del alcaide con varias habitaciones abovedadas a la que se accede desde el adarve e iluminadas con ventanas simples o geminadas (lateral izquierdo); y la terraza, bajo la que se ven picos, a modo de ménsulas, para posibles matacanes desde los que hostigar a los asaltantes. Arquitectónica, por su grandiosidad, su original estructura y su abundante decoración para ser una obra militar: El gran arco de entrada, de herradura apuntada, con la mano en la clave, símbolo del talismán de perfección (al-Hamza). Está enmarcado por un alfiz de ladrillos entrantes y prominentes alternados. Imagen-2-5. Perchas para las picas Imagen-2-6. Dintel con ladrillos prominentes
El arco apuntado que sostiene la puerta (y el inmediato), sostenido por columnas adosadas con capitel de atauriques y decoración de veneras en la clave y las albanegas. El dintel, de ladrillos prominentes, con la llave (con cuerda y bordón) en el centro de la clave. Sobre él, la lápida fundacional, otra novedad, que exalta al emir constructor, Yusuf I, indicando además la fecha de terminación, 1348 (Natividad del 749). Encima, un nuevo arco apuntado de ladrillo con el tímpano curvo, revestido de cerámica vidriada, en cuya hornacina central los Reyes Católicos colocaron una Virgen gótica en 1501, con los símbolos reales del yugo y lasflechas en la base. La salida al interior de la muralla también tiene arco de herradura apuntado con arquivolta de lóbulos y cerámica vidriada en las albanegas, de las que solo queda la parte derecha. A su izquierda, en arco, la entrada al sótano del foso. Artística: No es normal tanta decoración en una arquitectura militar: capiteles decorados, alfizes en relieve, la llave, la mano, tímpanos decorados a la entrada y salida, y lo que más tarde se le añadió: a la entrada, la Virgen gótica y, a la salida, la Capilla- retablo de Diego Navas, construida a petición de los vecinos de la Alhambra en 1588 en recuerdo de la primera misa, con lápida recordatorio. Imagen-2-7. Virgen gótica, de R. Alemán Imagen-2-8. Puerta de salida interior Imagen-2-9. Recordatorio de la primera misa